Las carillas dentales son una solución a problemas estéticos y también pueden solucionar el desgaste acelerado de los dientes en el caso de algunas personas con bruxismo. Algunas personas recurren a las carillas dentales para modificar el color de su esmalte, oscurecido a causa de tratamientos con determinados fármacos como las tetraciclinas, que causan una tinción interna permanente.
Dependiendo de para qué necesitas usar carillas dentales, estas pueden ser de resina o de porcelana. En general, las de porcelana ofrecen una vida útil de unos 15 o 20 años y son más resistentes a manchas y al desgaste, por lo que casi todas las carillas que colocamos hoy en día son de este material.
Vamos a ver cómo debes cuidarlas para que duren el máximo número de años con un aspecto impecable.
Aunque la porcelana es un material más fuerte que el esmalte de tus dientes, también puede romperse o mancharse y necesitar de un tratamiento blanqueante.
Por otro lado, las carillas van adheridas a tus dientes, por lo que no te conviene usarlas como si fuesen una herramienta, para cortar celo o abrir botellas. Es de sentido común: necesitas cuidar tus carillas dentales como si se tratara de tus propios dientes o incluso más, para evitar roturas, tinciones y enfermedades de las encías.
Recuerda, además, que los alimentos muy duros y los muy pegajosos pueden hacer que tus carillas lleguen a romperse o a desprenderse. Si una carilla se rompe, debe reemplazarse por otra.
La lista de alimentos a evitar es extensa, pero piensa que, en la mayoría de los casos, con un suave cepillado tras consumir estos alimentos, no te dejarán manchas difíciles de eliminar.
La mala higiene bucal hace que tus carillas se vayan oscureciendo antes. Teniendo en cuenta que muchos no sabemos manejar correctamente un cepillo de dientes manual, tal vez es buena idea que tengas un modelo eléctrico para utilizarlo al menos antes de acostarte.
En resumen, las carillas dentales ofrecen soluciones estéticas y funcionales rápidas e indoloras, aunque requieren de cierto compromiso por tu parte. Ese compromiso se resume en una higiene dental muy cuidada, con productos adecuados y siempre sin sustancias abrasivas, y en evitar el consumo habitual de ciertos alimentos o del tabaco.
Artículo revisado por el Dr. Javier Orellana Girón
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